Aún hay todavía rincones en los que sigue asombrando aquel título que se llevó el modesto Leicester de Ranieri. "Ya caerá", pensaron la mayoría. Pero no fue así.
Eso sí, la temporada siguiente se pagaron algunas de las consecuencias de levantar aquel trofeo. La historia y la estructura del club no están hechas para soportar un gran proyecto sólido y a la larga, sería un cambio que requiere de muchas adecuaciones.
Tras colarse en Champions como flamante campeón de la Premier, ese curso volvió a luchar en la zona baja de la tabla. Como si de un despertar tempranero y obligado se tratase, el Leicester pasó de la locura más impensable a coquetear con el descenso en apenas unos meses.
El Chelsea lo lleva mejor. La diferencia de presupuesto, infraestructuras, modelo e historia soporta mejor la resaca de una Premier, pero ni aún así andan los 'blues' enganchados a la lucha por el título (16 puntos le saca Guardiola).
Los de Conte son terceros con 46 puntos, lejos del rodillo que fueron la pasada temporada. Por su parte, este año pinta mejor para un Leciester que se sitúa en la zona media alta de la clasificación.
"Y tú, ¿qué tal, campeón?", podrían preguntarse ambos clubes. Ninguno ha podido (o puede, por el momento) repetir la conquista del año o años anteriores. Eso sí: que les quiten lo 'bailao'.