Un gol, una imagen para el recuerdo y una exhibición en casa del eterno rival. Una jornada histórica para muchos, pero un día en la oficina de Leo Messi, que conseguía hace un año doblegar al equipo blanco y mantener al azulgrana con vida en Liga.
No serviría de mucho el gol, pues los de Zidane se llevarían el título liguero en la última jornada del campeonato, pero aquel 'Clásico' ya forma parte de la historia de nuestro fútbol.
Son los partidos entre Real Madrid y Barcelona encuentros que trascienden de las leyes del fútbol. Valen más de tres puntos, lo que sucede en ellos colea varias semanas y marcan el devenir de toda una temporada para los 22 protagonistas.
Aquel 23 de abril de 2017, el Barcelona necesitaba imperiosamente la victoria tras haber perdido la oportunidad de depender de sí mismo en Málaga sólo unos días atrás.
Sin Neymar, el Barça comenzó perdiendo con un gol un tanto absurdo de Casemiro. Poco después, Messi comenzaba su recital con un golazo que anotó a medio camino entre el botiquín de los enfermeros del club y la portería de Keylor Navas.
Con una herida abierta en la boca y un pañuelo en la mano, el argentino dribló, pisó área blanca y ajustició al costarricense, que no tuvo más remedio que recoger el balón del fondo de las mallas ante un concentrado Messi que aún se agrandaría en la segunda mitad.
Entre parada y parada de un Ter Stegen casi infranqueable se consumió el partido hasta que Rakitic hizo el 1-2 con un disparo franco desde la frontal. El Madrid se quedó con diez y James lo igualaba a cinco minutos del final.
El Barcelona tenía el 'Clásico' y la Liga perdida, pero contaba con Messi, que aprovechó una cabalgada superlativa de Sergi Roberto para fusilar desde la frontal a Keylor en el 92. Lo de después, gesto y celebración con la muestra de la camiseta al público mediante, ya es historia de los 'Clásicos' y del fútbol hispano.
23 de abril de 2018