Escuela clásica, pensamiento moderno. Darwin estaría orgulloso de la capacidad de mutación de Asier Garitano, miembro incipiente de la doctrina vasca de entrenadores pero con un punto de innovación y adaptación a los tiempos que corren. Si el Leganés es una familia, él es su patriarca. Sobre ello y el circo del fútbol habla en la entrevista.
-Oiga, una duda: cuando se pierde, culpa del entrenador; cuando los resultados son malos, despiden al entrenador; el primero que llega al trabajo y el último que se va, el entrenador… ¿Cuándo disfrutan ustedes?
-Uf, cuando se gana y poco. Porque aunque ganes, que eso ya es difícil, y más aún en un equipo como el nuestro, ya estás pensando en el siguiente partido. Pero está la satisfacción de haber hecho las cosas bien. De ver que en los partidos las cosas salen como las preparaste. Eso llena. Y bueno, cuando acabas la temporada también tienes tiempo para disfrutarlas. Si ha ido bien, claro. Pero es algo que sabes cuando eliges esta profesión.
-Dicen que como futbolista usted ya era entrenador.
-Sí, tenía inquietud. Cuando estás en época de juveniles ves que hay jugadores que no tienen inquietudes de por qué se hacen las cosa. Yo las tenía. A partir de ahí, me fui formando. Antes de dejar el fútbol, ya tenía la idea de empezar a entrenar y eso me ha llevado hasta aquí.
-¿El Garitano entrenador pondría en su once inicial al Garitano futbolista?
-Pues yo me imagino que sí, por qué no. Yo iba bastante bien en otra época. No tiene que ver esa con la actual. Supongo que tendría que evolucionar en algunas. Pero estoy contento de lo que hice y ahora vamos a historia.
-Pero, si pudiera volver al pasado cinco minutos, ¿qué le diría a su yo futbolista?
-Eso es difícil. Seguro que ahora tienes muchísimas más experiencia, sabes hacia dónde va el futbol. Hoy en día la mentalidad debe ser diferente para estar en la élite. No veo tan diferente el fútbol, pero te tienes que adaptar. Antes te daban todo hecho, ahora el entrenador se tiene que adaptar y sacarles el máximo rendimiento. Has de saber dónde estás, el perfil del equipo… adaptarte para sacar el rendimiento.
-Dio muchas vueltas como futbolista…
-Bueno, sí he estado muchos años en Lezama y Eibar y luego decidí salir y ver otras experiencias. Cartagena fue complicado en lo económico. Luego Cádiz, Burgos, Ferrol… Pero también 12 o 13 años en Alicante. No es sencillo asentarte en un sitio cuando estás en Segunda B, es una categoría complicada.
¿Recuerda su primer sueldo y qué hizo con él?
-Sí, claro que sí. Era muy poco porque pasé de juvenil al Bilbao Athletic en Segunda. Entonces estaban estipuladas unas cantidades fijas para todos los que ascendían. Yo me había sacado el carné de conducir porque tenía a mi padre llevando a Lezama. Ese sueldo no me llegaba para comprarme un coche, pero me embarqué en él. Era un golf, ¡muy buen coche, eh! Al firmar cuatro años sí podía pagarlo al final del contrato.
-¿Qué le pasa por la cabeza cuando ve lo que se está pagando últimamente por fichajes?
-La vida es así, amigo, ahora ha cambiado todo. La televisión lo ha revolucionado todo y el mercado está así. Muchas veces te preguntas qué habría sido de ti si hubieras estado en esta época… Bueno, había que tener cabeza con el dinero y ahora hay que tenerla mucho más.
-Lo dice alguien que estuvo en el paro.
-Poco tiempo, por suerte. Desde que llegué a Lezama siempre he estado trabajando. Fue una temporada solo. Pero te das cuenta de que está ahí, así que tenemos que valorar el trabajo que tenemos y porque hacemos lo que nos gusta.
-¿Dónde aprendió más, en la eliminatoria ante el Madrid o el año que estuvo en el INEM?
-En los dos sitios, pero son escenarios diferentes y las enseñanzas también. Debes saber valorar cuando estás en los dos sitios. Desde luego, se sufre muchísimo más en el paro. ¡Bendito sufrimiento el del Bernabéu! Es un sufrimiento chulo, el otro es más complicado de llevar.
-¿Qué hizo después de vencer en el Bernabéu?
-Lo de cualquier día normal. Vine a casa, cené y vi el partido con mi mujer. A ella le gusta mucho el fútbol, pero no me da caña, vamos hablando de otra forma más relajada. Y nada, al día siguiente, a preparar el siguiente partido. Disfrutando un poco porque era histórico y tuvo mucha repercusión.
-¿Suele ver los partidos en casa o lo hizo por su carácter excepcional?
-Es rutina verlo cuando vengo después de cenar.
-¿Y vio cosas que no percibió en el campo?
-Fue muy parecido. Estás viendo un ataque de ellos y piensas: ‘no creo que en la tele nos hagan gol (risas)’. Te fijas más en otras cosas, en detalles.
-¿Y después de caer en Sevilla?
-Hice lo mismo pero haciendo noche en Sevilla. La Copa se acaba pero la Liga tiene que seguir. Te quedas co las cosas positivas de una experiencia increíble. Te pone triste porque no fuimos capaces de pasar, pero tampoco teníamos mucho tiempo para lamentar. No pensamos más de la cuenta cuando ganamos ni cuando perdemos.
-El Leganés es un club muy familiar, pero el fútbol se ha convertido en un circo. ¿Cómo convive ahí usted?
-No me sobra, entiendo que es así. Somos partícipes de todo esto y si podemos ayudarlo, lo haremos. Intentaremos hacerlo más grande. Pero no estoy incómodo.
-¿Y los móviles en el vestuario?
-Te resulta extraño, pero cada vez es más normal en cualquier vestuario. La vida va a así. No vas a ir contracorriente ni a prohibir cosas. En mi época no había nada en el vestuario, sólo charlábamos y estábamos sentados. Ahora cada uno anda con otras historias.
-Entonces, no tendrá la app de 'BeSoccer'…
-Seguro que mi hijo sí la tiene, él se maneja bien ahí. Yo no soy usuario de las nuevas tecnologías ni de redes sociales. Además, hoy en día te pueden condicionar el trabajo. La gente alrededor lo usa y no lo vas a prohibir.
-Explíqueme por qué su fórmula vale igual para Segunda B, Segunda o la élite.
-No creo que sea la misma fórmula como tal, nos hemos ido adaptando sabiendo cómo somos. Esto no tiene que ver con la Primera o con Segunda B, te vienen jugadores diferentes y hay que ir mutando. Intentas mantener la humildad de saber quién somos, qué nos ha traído hasta aquí. Que los jugadores que vengan sea capaces de saber y ver eso. Pero las instalaciones, por ejemplo, no tienen nada que ver, ni los medios para trabajar… el club ha dado un salto grande.
-El Leganés es un empresa familiar. ¿Con qué tipo de negocio me lo compararía?
-Pues con uno de poca gente, por lo que las decisiones se toman muy rápidas y directas. Aquí esto está muy claro y todo el mundo sabe lo que tiene que hacer. Eso facilita mucho todo. Nos ha funcionado esa forma de hacer las cosas.
-En el Leicester, Ranieri obligaba un día a la semana a ir todos a comer pizza para hacer grupo. ¿Algo así es el vestuario del 'Lega'?
-(Risas). Nosotros no obligamos a nada. Ahora tenemos la ciudad deportiva, doblamos sesiones y aprovechamos para hacemos grupo. Quedamos y hay buen ambiente, pero no tengo que obligar a nada ni hacer nada diferente. Ellos se llevan bien.
¿Cómo es el modelo de gestión de la presidenta?
-En el tema deportivo no se mete. En el tema institucional o de viajes en Segunda B sí organizaba, y ahora tendrá más eventos para participar. El tema deportivo lo deja a Felipe, su hijo, o Chema, y el entrenador. Nos deja esa parcela. Está claro que es bueno que haya más mujeres en el fútbol. Nosotros seguimos siendo casi los mismos que empezamos hace cinco temporadas.
-¿No le da vértigo tanto crecimiento?
-No, qué va. En ningún momento he sentido vértigo, siempre hemos creído. Queríamos mejorar en ganar más partidos, lo hemos conseguido y ahora tenemos otra experiencia, la de intentar ser mejores en Liga. A ver si lo conseguimos mejorando registros. Sería una temporada increíblemente buena si sellamos una permanencia digna.
-¿Teme que se le caiga el equipo ahora que se ha acabado la Copa?
-No temo que se me caiga, todo lo contrario. Sabemos de la dificultad de la segunda vuelta. Los equipos vienen fuertes y no podemos bajar el pistón. Si lo hacemos, los rivales nos indicarán el camino de dónde estar.
-¿Es usted de los que se siente más cómodo en la crítica que en el halago?
-Así es, pero pero entiendo que es normal. No hay que olvidarse de quién eres y de dónde estás. El halago es normal por lo hecho, pero si te crees algo más, no tendríamos cabida en esta categoría. Es bonito, pero sin olvidarte de los orígenes.
-Usted era de la Real de pequeño, se formó en el Athletic y es accionista del Eibar. Cuando ve un caso como el de Íñigo Martínez, ¿lo entiende?
-De la Real.. bueno, como guipuzcoano. Tengo mis dos acciones del Eibar que nos obligaron a comprar cuando fichamos y las seguimos manteniendo. Lo de Íñigo es el fútbol. Al guipuzcoano no le gustará, pero cuando están las cláusulas, es por algo. No será ni el primero ni el último. Cada uno con la camiseta de su equipo lo verá de una manera o de otra.
-No parece usted un tipo de acogerse a una cláusula para salir…
-Los códigos son diferentes. Aquí llevo poco, acabo contrato y en mayo hablaremos para ver qué pasa. No me preocupa ahora mismo.
-Qué piensa cuando lee que el Atlético, que está siete puntos del invicto Barcelona, juega feo o aburre?
-La gente gasta mucho tiempo en eso. Es imposible aburrir cuando estás con los mejores. El Atlético de Madrid hace muchísimas cosas bien. Si no, no sería imposible hacer todo lo que hace todos los años. Son cosas de aficionado, gente de fútbol no dice eso.
-¿Qué es jugar bonito para usted?
-Hay diferentes banderas de fútbol. Como entrenador, me gustaría enseñarles todas a mis jugadores. Juego combinativo, presión alta, contragolpe, dominar las áreas.… Todo eso es jugar bien, y dominar todas esas situaciones no es fácil. Yo me divierto cuando veo que mi gente hace todas esas cosas.