Estuvo lejos de ser el mejor 'Superclásico'. Faltó fútbol en ambos bandos y sobró tensión en ciertos momentos. Boca llegaba como claro favorito al encuentro, pero se topó con un River Plate que tenía claro su libreto: no encajar y aprovechar la más mínima oportunidad.
Y así terminó llevándose la Supercopa. Gracias también a que Pablo Pérez puso la alfombra roja a los pocos minutos de juego con un penalti que bien se pudo ahorrar. Trabó por detrás a Nacho Fernández y el árbitro lo tuvo claro: 11 metros.
Allí, el 'Pity', que cuajó un partidazo, resolvió con tremenda clarividencia. Engañó a Rossi y abrió el camino a la victoria. Sobre todo porque después de ese gol Boca se deshizo como un azucarillo. Le costó reaccionar a los de Schelotto, bloqueados ante una situación que no se esperaban: ir por detrás en el electrónico.
Lo intentó a cuentagotas Boca durante los primeros 45 minutos, pero Armani ni sudó. Se reservaba el flamante fichaje 'millonario' para lo que le esperaba en la segunda mitad. Y es que los 'xeneize' salieron como un tiro tras el descanso para darle la vuelta a la final. Pero fue ahí cuando se chocó contra el muro de River.
La sacó de todos los colores Armani. Primero, una a Pavón cuando el balón ya le había superado y que consiguió estrellar contra la madera. Después, otra a Goltz a bocajarro tras un libre directo cuando en la grada 'xeneize' ya gritaban gol. Y, por último, le sacó un doble mano a mano a Cardona para completar su recital.
Con un Boca volcado llegó la sentencia. Nacho Fernández se pegó una cabalgada de 30 metros para dársela al 'Pity' en la esquina del área, que dio un 'clinic' de cómo reventar a un rival utilizando a una caricatura llamada Fabra. Scocco hizo el resto empujando con clase el pase de la muerte de su compañero.
Se acabó ahí el partido. Boca fue incapaz de reaccionar y sacó a relucir su frustación. Tévez, desaparecido durante los 90 minutos, tuvo la última antes de que el árbitro decretará el final del encuentro. Fue entonces cuando llegó la fiesta 'millonaria'.