Gareth Bale aterrizó en el Santiago Bernabéu en el verano de 2013 con 24 años y la promesa de convertirse en el líder del ataque madridista, un relevo de Cristiano Ronaldo para el futuro blanco.
Pero, cinco años después, el protagonismo de Bale en el Real Madrid no ha hecho más que disminuir, pasando de indiscutible a suplente en el banquillo.
En lo que va de temporada, el galés lleva anotados 11 tantos. Junto a Marco Asensio, es el segundo máximo goleador del equipo, solo por detrás de Cristiano Ronaldo y sus 32 tantos.
Desde que regresó de su lesión, el internacional galés ha marcado siete goles y ha dado dos asistencias. Pero su rendimiento ha ido de más a menos. En el vital duelo ante el PSG, Bale fue suplente y tan solo contó con unos minutos en la segunda mitad.
Muy lejos queda ya aquella temporada 2014-15, la mejor de Bale desde que es jugador del Real Madrid, cuando jugó 4.041 minutos repartidos en 48 partidos y llegó a anotar 17 goles.
El curso siguiente, con menos partidos y minutos, 31 y 2.354, respectivamente, el galés se superó y anotó 19 tantos, ofreciendo también una asistencia más: 13 frente a 12.
Un cambio a peor que ha ido sufriendo el delantero gales y con el que debe acabar. Ante el Eibar tendrá su oportunidad de empezar de cero, de volver a ganarse un puesto como titular y la confianza de la afición.