Que si no tenía que jugar por coquetear con el Barcelona, que si no estaba hecho para las finales europeas... Antoine Griezmann calló una vez más a todos sus detractores y capitaneó al Atlético de Madrid a un nuevo título europeo con un encuentro soberbio ante el Olympique de Marsella.
El francés eligió reinar en casa y acabó de un plumazo con el gafe que perseguía al conjunto rojiblanco desde el minuto 93 de la final de Lisboa. No le hizo falta aparecer demasiado. Lo hizo cuando más lo necesitaba su equipo, para aplacar el vendaval del Olympique en la primera parte y para matar a sus compatriotas en pleno vendaval de juego atlético.
Nadie sabe si el de Lyon será su último gran partido con el Atlético pero, si lo fue, se aseguró abandonar al que ha sido su equipo en los últimos cuatro años por la puerta grande. Gabi, en los últimos compases del partido, echó el lazo a la final con un tanto muy emotivo y que redondeó una imponente segunda mitad de los rojiblancos.
Un inicio inesperado
Pero si el Atlético acabó machacando al OIympique de Marsella, el inicio no invitaba a pensar en un desenlace similar. El conjunto francés aprovechó su condición de 'local' y fue quien tuvo el control desde el primer minuto. El saque inicial ya fue una declaración de intenciones. El Olympique de Marsella sacó a una esquina, directamente fuera, y se dispuso a presionar con todo al Atlético. Toma el balón y prepárate para lo que te espera...
Los españoles, que no se esperaban un inicio similar, se vieron intimidados por el aplastante comienzo de los galos. Vrsaljko y Correa no cesaban de perder balones y, mientras Koke, Saúl y Gabi no lograban enlazar dos pases seguidos, Ocampos, Thauvin y Payet se erigían en líderes en el centro del campo.
Un contragolpe excelentemente llevado por el tercero pudo haber puesto en ventaja a los marselleses. Payet filtró el esférico para Germain, que se quedó solo ante Oblak, y el ex del Mónaco la envió a las nubes cuando toda la hinchada francesa ya celebraba el tanto.
El fallo no apaciguó a los de Rudi Garcia. Lo probaron Rami, Anguissa, de nuevo Payet... y el Atlético seguía sin hilar una jugada de peligro. Pero las finales no están hechas para jugar bien y sí para ganar. Y al primer descuido, el Atlético se lo hizo pagar caro al Olympique de Marsella.
Como en Londres, los rojiblancos hicieron un gol prácticamente de la nada. Mandanda envió un caramelo envenenado a Anguissa y el mediocentro no pudo controlar, dejando el balón suelto en zona de tres cuartos y en clara superioridad para los 'colchoneros'. Y Gabi, otro que se las sabe todas, no dudó. Controló y, en dos toques, dejó solo a Griezmann. El resto, como suele suceder siempre que el menudo delantero francés toca un balón en el área, es historia.
Otro partido
Si el fallo de Germain en los primeros compases no había mermado la ambición del Olympique de Marsella, el error en el primer tanto sí lo hizo. Y desde entonces el Atlético, pasito a pasito, sí que logró imponer su fútbol.
Del 0-1 al descanso casi no hubo fútbol. El equipo del 'Cholo' congeló el encuentro y a los franceses cada vez les costaba más crear peligro. La lesión de Payet hizo el resto. El fino mediapunta hizo todo lo posible por jugar y no pasó del minuto 31. Un calco de lo que sucediera en Lisboa con Diego Costa. El gafe había cambiado de bando.
Ocampos trató de echarse el equipo a la espalda con la salida de Payet y entre él y Thauvin comandaron las ofensivas de los de Rudi Garcia. Pero el Olympique, sin Payet, era un equipo sin líder, sin alma, sin juego.
El paso por los vestuarios revitalizó al Atlético, que apostó por la veteranía de Juanfran para ordenar la defensa. Y el partido fue otro. Ya no hubo un paso atrás como en Milán y sí una apuesta decidida por la sentencia, que llegaría muy pronto.
La gestaron las tres gemas de los 'colchoneros'. Recuperó Saúl, filtró Koke a Griezmann y el 'Principito', con un toque sutil, volvió a superar con suma facilidad a Mandanda.
El fútbol pasó entonces a un segundo plano. El Atlético se supo vencedor y jugueteó con un Olympique de Marsella que confundió la intensidad con la violencia y se dedicó a dar patadas. Los franceses aún apretarían en los últimos compases del partido con un cabezazo de Mitroglou que se fue al poste y un intento de remate de N'Jie que acabó en saque de banda. Pero su destino estaba echado desde aquella ocasión de Germain en el cuarto minuto de juego.
Quien sí que pondría el punto final a la Europa League sería Gabi, que culminó una nueva acción en la que intervinieron Griezmann, Diego Costa y Koke para cerrar el partido y comenzar los festejos, que empezaron mucho antes de tiempo con la entrada de Fernando Torres por Griezmann. Un adiós anunciado y otro cantado que se despiden del Atlético desde lo más alto del trono. Y con la corona puesta.