Mariano Closs es uno de los mejores narradores de Argentina en la actualidad. Vivió la época dorada de Boca Juniors en la Copa Libertadores y en la Intercontinental y en la última que se vistió con los colores azul y amarillo del 'xeneize', dejó una frase inmortal. Adaptada a la penúltima genialidad de un compatriota suyo como Leo Messi, vendría a ser así:
"Otra vez Messi, y siempre Messi, ¿y hasta cuándo, Messi? Y es un sólo grito en el continente y seguirá siendo Messi. Parece que la historia es así, parece que la historia es inmodificable. Parece que nadie puede con él, es indestructible este tipo, es ganador este tipo, no tiene otra connotación que no sea la victoria. Pudo estar ausente la edición pasada, pero vuelve y hace esto...".
Porque el '10' del Barcelona quiere levantar otra Champions y él solito se ha merendado a un Chelsea que se topó con los palos y el sentimiento de ser un equipo pequeño en manos de un señor del fútbol. Existen los señores de la guerra, y también los del fútbol. Como Leo. Porque el equipo de Valverde dejó hacer, esperando a que pasara algo. Y ese algo siempre fue Messi, en la ida y en la vuelta.
El argentino es un futbolista tan diferenciador que hasta el palmarés tan brutal que atesora se le hace corto. Incide sin querer, cuando toca la pelota o la deja pasar. Su influencia en el partido alcanza cotas inimaginables para lo que debería ser un futbolista entre 22. Ante el Chelsea no le importaron las primeras noches sin dormir tras ser papá por tercera vez. No verán a otro jugador regularse como él, medir los tiempos como él.
Un partido de Messi es como vivir en Hawaii, puedes estar tomando el sol en la playa y que en cuestión de minutos te caiga una tormenta pasajera, para después disfrutar de un bonito arcoiris como si nada hubiera pasado. Con Leo en el campo es algo así. Puedes creer tenerlo controlado, pensar que no tiene el día y de repente... se acabó. Fugaz, como la vida y la muerte. Letal, como pocos se han visto sobre un terreno de juego. Capaz de generar esa dualidad de disfrutarle y sufrirle a la vez. Único.
Ahora espera en cuartos al próximo que intente frenarle en su camino hacia otra Champions League. El Chelsea pensará que otra vez Messi, el Barça recuerda que siempre es Messi y los siete del bombo que, ¿hasta cuándo, Messi?