Los planes de Neymar se truncaron cuando más se le esperaba. El partido más importante de la temporada del PSG se disputa en unos días y el brasileño no podrá estar. Una fisura que después fue fractura y que le mantendrá tres meses apartado de los terrenos de juego. Las cuentas no han dejado de merodear por la cabeza del delantero, que tiene la vista puesta en el Mundial de Rusia desde que supo el alcance de su lesión.
Volverá en mayo, justo para recuperar el ritmo y llegar al debut de la cita más importante del planeta fútbol, la que congregará a los más grandes en busca de un cetro que no tiene ninguna de las figuras que vienen luchando por el Balón de Oro en estos últimos años.
Con la espinita aún clavada del pasado Mundial de Brasil, Neymar se agarra ahora a la historia de Iniesta para acabar esta película de la mejor forma posible, levantando la Copa del Mundo a mediados de julio.
El manchego estuvo más de 100 días lesionado durante la temporada 2009-10. Ni siquiera pudo estar disponible para las semifinales de la Champions ante el Inter, donde el Barcelona quedó eliminado a manos del equipo de Mourinho, a la postre campeón.
Una recaída en abril hizo temerse lo peor, pero Iniesta reapareció en mayo y llegó al Mundial. La falta de confianza le afectó desde el inicio y llegó a perderse el partido ante Honduras por unas molestias. Pero Iniesta fue creciendo en el torneo hasta consagrarse en la final con el gol decisivo ante Holanda para regalarle a España su primera y única estrella mundialista. Un año horrible que terminó con la sonrisa eterna del azulgrana.
Para Neymar es el espejo ideal. Como Iniesta, se perderá el tramo clave de la temporada y se aferra al Mundial. En Rusia será el líder de un equipo que llegará con la vitola de favorito. Y allí espera cambiar sus lágrimas sobre el Parque de los Príncipes por una sonrisa como la de su ex compañero acariciando el único gran título que le falta.