No hubo sorpresa en Riazor y el Barcelona selló el doblete una semana después de llevarse la Copa del Rey, mandando en el proceso al Deportivo a Segunda División. Les valía un empate, pero los azulgranas lo consiguieron a lo grande, con una victoria en Riazor que durante muchos minutos estuvo en duda, pero que Messi decantó al final por su calidad.
Tras celebrar el título, al Barcelona le quedan cuatro jornadas para mantener el invicto y firmar un año casi impecable, al que únicamente se le podrá poner el lunar de la eliminación en Champions ante la Roma.
Pero de vuelta a lo que nos ocupa, la Liga, el Barça dejó ver pinceladas de lo que está por venir en el futuro. Dembélé estuvo eléctrico, aunque impreciso, y Coutinho muy participativo. Entre ambos guisaron el primero, que acabó mandando a la red Coutinho tras un remate de primeras en un pase atrás del galo.
El gol liberó de presión a un Deportivo que tenía la salvación imposible y los blanquiazules fueron un equipo alegre, que mereció mejor suerte ante un Barcelona que pecó un poco de indolencia cuando se vio con la Liga en la mano.
El 0-1 aceleró el partido y Lucas pretendió calmarlo con un tanto que no subió al marcador por fuera de juego posicional de Schär, que estorbó a Ter Stegen antes de que el atacante gallego empujara a portería vacía la que no pudo ser la igualada.
Y si el choque iba de un área a otra, como un tobogán, la calidad del Barcelona iba a terminar por ser decisiva. Bastó con una gran conducción de Dembélé, que liberó a Suárez, para que los de Valverde hicieran el segundo. El uruguayo, con mucho espacio, se inventó un centro espectacular con el exterior y Messi, que llegaba desde atrás, no perdonó.
Todo apuntaba a una goleada, pero el Deportivo quiso morir matando ante su público y reaccionó todavía en la primera mitad, haciendo Lucas el 1-2 tras un buen servicio desde la izquierda.
El paso por las duchas sosegó en exceso a un Barcelona que mostró su versión más conservadora tras el descanso. Los azulgranas perdieron el control del choque y Dembélé y Coutinho, como siempre, fueron los primeros sacrificados para dar entrada a Denis y Paulinho.
Antes el Deportivo había igualado las cosas tras una nueva buena acción en ataque de Borja Valle que Celso Borges le sirvió a Çolak. Los de Seedorf se crecieron y por momentos parecieron poder discutirle al Barcelona el partido y el invicto, pero el Barcelona pronto les devolvería a la realidad.
Los últimos compases del choque sirvieron para que el Barça comenzara los festejos tras dos nuevos tantos de Messi a pase de Suárez. El argentino, que le peleará la Bota de Oro a Salah hasta el final, le puso el broche de oro a su noveno título de Liga, probablemente en el que más decisivo ha sido. El Deportivo, entretanto, tendrá que esperar para poder volver a ver un partido de semejante entidad. Como poco dos años.