El 'Rey de Copas' demostró un año más su condición y levantó la cuarta Copa del Rey consecutiva después de un partidazo ante el Sevilla. Los azulgranas olvidaron el tropezón de Roma en el mejor momento y recuperaron su esencia, conquistando su trigésimo trofeo copero como suelen hacer los grandes, firmando su mejor partido de la temporada.
No hubo final en el estreno del Wanda Metropolitano como anfitrión de la final de Copa. El Barcelona salió decidido a hacerse con un nuevo título de Copa y no dio opción a un Sevilla completamente desconocido, que no terminó de decidirse a ir a por el partido al principio y que fue machacado en cuanto dio un paso adelante tras verse abajo en el marcador.
Ni Roma ni Manchester
El Barcelona salió con la lección del Olímpico bien aprendida. No había resultado que defender esta vez. No había marcador con el que especular. Y ahí, de igual a igual, el Barça ha demostrado que es el mejor equipo de la temporada en España. Sólo Real Madrid -en Supercopa- y Espanyol -en Copa- han podido derrotar a un equipo tremendamente seguro de sus posibilidades y que esta vez no sólo fue fiable, sino que también recuperó su mejor juego.
La primera parte se jugó allí donde quisieron los Messi, Suárez, Iniesta y Coutinho. No aparecieron el 'Mudo' Vázquez y Correa, la gran apuesta de Montella, y N'Zonzi y un desacertado Banega se multiplicaban para achicar agua ante un Barcelona que poco a poco imponía su ley. Si el Barcelona no era el de Roma, el Sevilla tampoco era el mismo equipo que había firmado la hazaña en Old Trafford sólo unas semanas atrás.
En los primeros diez minutos, el Sevilla ni pisó campo azulgrana. El dominio territorial de los de Valverde era cada vez mayor y el primer tanto sólo era cuestión de tiempo. No llegó en una acción elaborada y sí en un lance del juego que puso de manifiesto que el Barcelona del futuro ya nunca será igual que el de la generación que poco a poco se apaga.
Cillessen buscó en largo a Coutinho y el brasileño aprovechó las dudas de la zaga hispalense y la candidez de David Soria para plantarse en el área pequeña del guardameta. El final fue coser y cantar para el brasileño, que le regaló el 0-1 a Suárez como ya hiciera tantas y tantas veces en el Liverpool.
Reacción a medias
El tortazo despertó el orgullo del Sevilla, pero fue un espejismo, pues el que mejor encajó la nueva situación sería el conjunto azulgrana. Coutinho se divertía y lideraba al Barça mientras Messi se ponía poco a poco el mono de trabajo e Iniesta iba creciendo hasta completar, ya en la segunda mitad, la despedida perfecta.
El 0-2 llevó el sello de La Masia. Combinaron Jordi Alba e Iniesta y el lateral le regaló el tanto con un taconazo antológico a Leo Messi, que no faltó a su cita con el gol en la final para atrapar otro récord de Telmo Zarra, este todavía sólo compartido.
Si los andaluces no habían terminado de asimilar bien el 0-1, el 0-2 acabó por desmoronarles por completo. Y es que los últimos compases de la primera parte fueron una auténtica fiesta para Valverde y los suyos. Llegó el tercer tanto tras una combinación magistral entre Suárez y Messi, que culminó el charrúa ante David Soria con inusitada facilidad.
Y pudieron llegar al menos dos más a poco que los 'culés' hubieran estado algo más acertados. Se topó con la madera Iniesta y dispusieron de infinidad de oportunidades Messi y Coutinho ante un Sevilla sin plan aparente de juego.
Iniesta hace suya la final
El 0-3 convirtió en un trámite envenenado la segunda mitad. Un gol podía devolver al partido al Sevilla, pero el cuarto enviaría la final irremediablemente hacia una goleada azulgrana. La efervescencia inicial de los de Montella desapareció con rapidez y el Barcelona volvió a controlar el partido con suma facilidad.
Fue entonces cuando, como si de un homenaje orquestado se tratara, emergió la figura de Andrés Iniesta. El manchego no sólo hizo el cuarto tras combinación con Messi y perfecto amague a David Soria, sino que empezó a mandar en el centro del campo ante un Sevilla totalmente a merced de los 'culés'.
El quinto, también como guinda a su fantástica actuación, lo hizo el que paradójicamente será su sustituto en 'can Barça', un Coutinho que se doctoró en su nuevo equipo el día que Andrés Iniesta le entregaba el testigo. El gol no hizo sino reafirmar la unión de los azulgranas en la presente temporada pues, tras no conceder Gil Manzano el tanto inicial de Coutinho después de una mano de Lenglet, Messi le cedió el lanzamiento de penalti. El brasileño, muy seguro y con muchas ganas de marcar, no perdonó.
Los últimos minutos, pacto de no agresión mediante, sirvieron para que todo el estadio ovacionara a un visiblemente emocionado Andrés Iniesta. El manchego se va con un nuevo partido para enmarcar y una inmensidad de títulos a sus espaldas, pero es su legado el que se recordará siempre. Tocado por una varita, el canterano volvió a hacer de una final su coto privado.
Ficha técnica:
0 - Sevilla: David Soria; Jesús Navas, Mercado, Lenglet, Escudero; Nzonzi, Banega; Pablo Sarabia (Layún, m.83), Franco Vázquez (Nolito, m.86), Correa (Sandro, m.46); y Muriel.
5 - Barcelona: Cillessen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba; Rakitic, Sergio Busquets (Paulinho, m.76), Iniesta (Denis Suárez, m.87), Coutinho (Dembele, m.82); Luis Suárez y Messi.
Goles: 0-1, M.14: Luis Suárez. 0-2, M.31: Messi. 0-3, M.40: Luis Suárez. 0-4, m.52: Iniesta. 0-5, M.69: Coutinho, de penalti.
Árbitro: Jesús Gil Manzano (Comité Extremeño). Amonestó a Mercado (m.34), Escudero (m.38), Iniesta (m.67), Busquets (m.74) y Franco Vázquez (m.74).
Incidencias: final de la Copa del Rey, disputada en el Wanda Metropolitano de Madrid ante unos 67.000 espectadores. Presidió el encuentro el Rey Felipe VI.