No todo es dinamita en el conjunto galo. Del 8-0 ante el Dijon a la derrota el pasado domingo hay aspectos antagónicos que arrojan grietas que pueden costar caro en Europa.
1) Portería endeble
Si sobra pólvora arriba, Emery no cuenta precisamente con uno de esos porteros de élite que salvan puntos parando la única ocasión que le hacen. Areola es el decimosegundo portero de la competición atendiendo al porcentaje de paradas (68%). 34 intervenciones y 16 goles en contra es su marca. Ahí le falta subir un escalón al PSG.
2) El balón parado
Es el equipo que más goles recibe de estrategia. Diez de sus 17 goles, un 59%. Un lujo que no se puede permitir el club francés, más aún ante las torres del Real Madrid. Cinco en saques de esquina, dos de falta directa, uno de penalti y otro tras falta lateral. Y no lo compensa en fase ofensiva: es el cuarto de esa clasificación.
3) Dependencia de Neymar
En general, el PSG vive de su tridente, que ha sumado 65 de los 107 tantos del equipo en competición oficial. Pero los guarismos del brasileño son insuperables: ha marcado 24 tantos y ha dado 16 asistencias, lo cual supone fabricar casi dos goles por partido. En los dos partidos de Liga sin Neymar, una derrota y un empate.
4) Tiemblan sin Motta
El club anda desesperado por encontrar un relevo para el hispano-brasileño. Emery no para de hacer pruebas y de pedir un fichaje (será Lass Diarra) porque no encuentra una opción natural para Motta, con el que se trabaja intensamente para que llegue a los dos partidos contra el Madrid.
5) Escándalos continuos
Las últimas ruedas de prensa de Emery son más para apagar fuegos que para hablar de fútbol. Se ven claros síntomas de 'vedettismo' y bandos en el vestuario: el lío de los penaltis entre Cavani y Neymar, el affaire entre Thiago Silva y Pastore... Las secuelas de tener tanta estrella en la caseta.
6) Partidos de ida y vuelta
Por cómo está creado el PSG, no es de extrañar que la medular sufra. Los tres de arriba apenas participan en la transición defensiva. A poco que los laterales suben (algo habitual), el equipo se hace vulnerable. Y en ese tipo de escenarios el Real Madrid se desenvuelve como pez en el agua.