Le dio media hora Ernesto Valverde y le sobraron 30 minutos. Vaya en su descargo la falta de actividad, que no se limita a su último mes de convalecencia sino a la ausencia de ritmo competitivo durante todo el año.
Desde su primera acción hasta la última, decepcionó. De hecho, comenzó resbalándose en sus primeras intervenciones con la bola, como si hubiera elegido mal el calzado. Hasta llegó a caerse después de efectuar una apertura a la izquierda.
Pero no fue sólo eso. Estuvo lentísimo y Antunes apenas sudó con él. Ahí queda una acción en la que por tres veces seguidas le ganó la partida el defensor luso, aunque más por la falta de aplicación del galo que por mérito suyo.
Se giró de manera previsible, se mostró errático en los controles y ni siquiera se atrevió a encarar en largo porque no tenía punta de velocidad.
Objeto de mofas y memes por las redes sociales, sus logros se limitan a forzar una falta en la frontal que luego Messi mandó arriba.
El colmo de los despropósitos llegó en el tiempo de descuento, cuando intentó dar un pase al hueco para Sergi Roberto que mandó directamente por línea de fondo por exceso de fuerza cuando el equipo disponía de una magnífica oportunidad para hacer el 1-0.
Eso sí, su sino podría haber cambiado radicalmente en el minuto 93, cuando puso un buen centro que Luis Suárez cabeceó a gol pero que no lo fue por la milagrosa estirada de Guaita.
Al menos, no se escondió e intentó encarar continuamente pese a los errores previos. Quien tuvo menos paciencia fue su entrenador, que quería que entre él e Iniesta revolucionaran el duelo y acabó dándole puñetazos al banquillo de desesperación.
World class Dembele pic.twitter.com/AfIaRGC3VW
— Ash (@IconicCristiano) 11 de febrero de 2018