La obra de arte del brasileño se produjo en una falta a media distancia. El extremo fue rápido a por el balón, seguro de sus posibilidades. Con mimo colocó el esférico, se concentró y disparó.
El balón fue directo a la escuadra de la portería del cuadro inglés. Su tanto sirvió al Milan para recortar distancias en el marcador, ya que perdía por 2-0 y al final acabó empatando. La belleza de la diana dejó a todos con la boca abierta.
En aquel encuentro de la Europa League, Ronaldinho entró al terreno de juego desde el banquillo en el minuto 74 y tardó sólo 10 minutos en marcar el gol.