Allegri mostró sus cartas con el silbido inicial, tejiendo una red de contención para frenar el ímpetu característico de Sarri. Sin Chiellini al primer sprint, los locales ajustaron el engranaje para contener la velocidad de Mertens, Callejón e Insigne.
Sustituido el líder defensivo de la 'Vecchia Signora', la Juventus se armó de argumentos para mecer la voracidad de un Nápoles más generoso en su actitud ofensiva para con los aficionados neutrales.
A base de faltas, el conjunto local fue trabando el ritmo de un encuentro tedioso. Carrusel de amonestaciones después, Hamsik logró asomarse a la portería de un Buffon que vio pasar desviado su disparo.
En grosero fuera de juego, Insigne besó las mallas tras un excelso balón filtrado de Jorginho al filo del descanso, exhibiendo la desesperación visitante ante el planteamiento de una Juventus concentrada en su misión defensiva.
Sorprendió Allegri en la reanudación dejando a Dybala en el banquillo. A pesar del paseo fantasmal del argentino en el primer tiempo, la decisión técnica no hizo sino alimentar el divorcio entre técnico y delantero.
Aunque el encuentro ganó algo de fluidez en los primeros compases de la segunda mitad, la Juventus dio un paso atrás para amarrar un encuentro que jugó a no perder desde el inicio... y casi lo consigue.
Mientras la hinchada local ya oteaba su séptimo 'Scudetto' consecutivo, Koulibaly aprovechó un fallo en la marca de Benatia para llevarse los tres puntos e incendiar la Serie A en el minuto 89.
A falta de cuatro jornadas, Sarri se coloca a un punto de Allegri firmando la primera victoria napolitana en Turín tras nueve años sin saborear la gloria en casa de la 'Vecchia Signora'.