Estaban condenados a entenderse. El Liverpool necesitaba un entrenador que le devolviera la grandeza perdida en los últimos años y Jürgen Klopp también estaba en la obligación de demostrar al mundo que lo del Borussia Dortmund no fue flor de un día.
El alemán llegó un 8 de octubre de 2015 a un Liverpool en ruinas, casi sin proyecto, y enseguida supo meterse en el bolsillo a la afición de Anfield. De perfil similar a Rafa Benítez, último técnico que triunfó en los 'reds', Klopp ya fue decisivo para los 'reds' en su primer año.
Apenas llevaba unos meses en Inglaterra cuando colocó al equipo en la final de la Copa de la Liga, que el Liverpool perdió en la tanda de penaltis ante el Manchester City de Pellegrini. Unos meses más tarde, el equipo inglés ya estuvo a punto de saborear la gloria en Europa, cuando Klopp llevó a los suyos a una final de la Europa League en la que el Sevilla acabó siendo bastante superior.
Inasequible al desaliento, comenzó a reconstruir la plantilla de los de Merseyside y, sin competición europea en la 2016-17, se centró en clasificar a la Champions League al Liverpool, cayendo en las semifinales de la Copa de la Liga de manera sorprendente ante el Southampton cuando todos le daban por finalista.
Pero, de vuelta a Europa y ya con una delantera mágica compuesta por Salah, Firmino y Mané, el Liverpool ha empezado a recordar a aquel Borussia Dortmund del alemán que se plantó en la final de la Champions League de la temporada 2012-13 con Lewandowski, Reus y Götze como protagonistas.
Cinco años después tendrá la revancha de aquella derrota ante el Bayern y la encontrará ante un Real Madrid que se le da especialmente bien y que intentará evitar que Klopp demuestre que no sólo es un especialista en alcanzar finales. También en ganarlas.