Superlativo. Imperial. Majestuoso. James firmó su mejor partido en el Santiago Bernabéu en la semifinal Real Madrid-Bayern de Múnich, pero lo hizo vestido de rojo y no de la camiseta que fue suya hasta la pasada campaña.
Como en la ida, el colombiano canalizó todas las acciones de peligro de los bávaros y se hartó de recibir entre líneas y generar fútbol para los atacantes del equipo alemán.
Muy desdibujado Ribéry, esta vez fueron James y Thiago los que llevaron el peligro de manera constante al área del Real Madrid, especialmente tras el tempranero tanto de Kimmich.
Curiosamente, tras la sustitución del 'cafetero' por Javi Martínez, el Bayern de Múnich perdió claridad en los últimos metros y sus ocasiones desaparecieron en los instantes finales después de haber llegado de manera constante durante todo el choque.
Además del tanto del 2-2, tras el que pidió perdón, el colombiano dispuso de alguna otra ocasión ante Keylor Navas y falló un gol cantado en la primera parte que hubiera podido cambiar el desarrollo de la eliminatoria.
En el momento en el que fue sustituido por Javi Martínez, el público del Santiago Bernabéu le dedicó una sonora ovación que él agradeció sin pudor. Una historia de amor con triste final que, durante el Real Madrid-Bayern, al menos pudo tener un amago de reconciliación.