El club justificó la reacción del jugador, quien recibió unos gritos y cánticos desde la grada muy graves con los que varios aficionados se rieron de la muerte de su hijo pequeño.
"Jake fue sujeto de un abuso general por parte de aficionados a los que él no hizo caso, pero fue a increpar a un espectador que hizo un comentario sobre la muerte de su hijo pequeño", aseguró el club.
Además, se escudó en la lógica para hacer frente a los que se hayan podido sentir ofendidos por la actuación del jugador: "El club quiere pensar que todos los aficionados sensatos del fútbol pueden entender la reacción, que no resultó en ningún intercambio físico, antes de que Jake fuera llevado a nuestro vestuario. Él es un jugador joven que tiene el apoyo total de todos en el club".