"Vete a la mie*** a África", o "si tu corazón fuera tan grande como tu po*** seguro que correrías más y serías mejor jugador" fueron algunas de las lindezas proferidas por Rix y Williams a estos tres, por aquellas, canteranos del Chelsea.
El diario británico 'The Guardian' ha revelado el escándalo, mantenido en secreto por sus protagonistas hasta la fecha por temor a sufrir represalias deportivas.
Los futbolistas han decidido, veinte años después, denunciar las vejaciones sufridas, y demandar a sus entonces entrenadores, Graham Rix y Gwyn Williams.
"Haga que mis zapatos brillen, limpie mi oficina y levante la boca, no se arrastre por el suelo", le dijo uno de ellos a uno de sus pupilos. El talboide británico incluye un compendio de estas barbaridades que los jóvenes futbolistas tuvieron que aguantar, por miedo a que una mala respuesta tuviera como consecuencia su expulsión del equipo y el veto futbolístico.
El Chelsea ha asegurado que pondrá cartas en el asunto y realizará una investigación interna tras denunciar la situación a la Policía hace más de medio año y no obtener respuesta por parte de las autoridades ante la aparente falta de pruebas.
Sin embargo, esta denuncia de los tres ex canteranos, cuyo nombre no ha trascendido por su seguridad, ha cambiado el escenario. Y, de repente, han comenzado a salir trapos sucios de Rix y Williams.
Rix fue el segundo de Vialli cuando los 'blues' ganaron la FA Cup en el año 2000, pero menos conocido es el episodio que terminó con él en prisión seis meses tras reconocer dos cargos de sexo ilícito con una menor de quince años.
Williams no se queda atrás, y, tras dejar el Chelsea en 2006 (formó parte del cuerpo técnico de Mourinho), recaló en el Leeds hasta su despido por enviar fotografías de alto contenido erótico de varias mujeres del club a sus amigos.
El abogado de los acusados aseguró que sus clientes colaborarán en la investigación que la FA llevará a cabo para tratar de aclarar la situación. El Chelsea, por su parte, ha prometido dar todo el apoyo que esté en su mano a los afectados.
Éste no es más que el último de una serie de episodios censurables con el racismo como telón de fondo en el fútbol inglés. Una lacra que no termina de erradicarse del Reino Unido.