Que el final en el Imtech Arena iba a ser triste era una realidad. El cómo no se esperaba tal como ocurrió. Porque en el tiempo de añadido, cuando el 4-1 finalizado del Wolfsburgo hacía inútil el triunfo propio, el humo de una bengala en el campo tiñó de negro el ambiente.
Los aficionados más radicales, que ya habían dejado episodios funestos de la temporada, como recibir a sus jugadores en el campo de entrenamiento con cruces negras y lápidas, se hicieron notar en los últimos minutos en la Bundesliga.
El partido podría haberse finalizado fácilmente, pues no había nada en juego, pero el colegiado insistió en que se disputaran los dos minutos que quedaban para hacerlo de manera reglamentaria.
Tuvo que intervenir la policía hasta que, varios minutos después, los momentos de tensión se pararan. El resto del estadio que no estaba en ese polémico fondó abucheó a esos seguidores radicales.
Se consumó el primer descenso del único equipo que siempre había estado en la élite en los 54 años de la competición.