Nueve años después, el Espanyol puede presumir de haberle vuelto a mojar la oreja al Barcelona. Los 'pericos', que tantas tardes de amargura le dieron a los azulgranas en el pasado, lo consiguieron en el mejor escenario posible, unos cuartos de final de Copa del Rey en los que toman una importante ventaja de cara al choque de vuelta.
Tuvo el Barça en su mano mantener su inmaculada racha de partidos sin conocer la derrota, pero Diego López volvió a ser el de las mejores ocasiones y salvó a los suyos con una parada antológica en un penalti lanzado por Messi con el choque todavía empatado. Y, a partir de ahí, el partido fue otro.
El Barça sigue el guion.
Nada hacía presagiar una hecatombe azulgrana en Cornellà, ese estadio en el que los 'culés' aún nunca habían perdido. El Barcelona recogió el guante y jugó el partido que el Espanyol quiso. Los de Valverde dominaron hasta la saciedad y se hartaron de tener ocasiones en la primera mitad. Enfrente, un Espanyol demasiado tímido y que no visitó las inmediaciones de Cillessen hasta la reanudación, cuando Quique le metió algo más de chicha al partido con la entrada de Baptistao por Darder.
Pero, de vuelta a la primera parte, el Barcelona se hizo merecedor del triunfo. Busquets y Messi campaban a sus anchas y ni tan siquiera la falta de delantero centro -Suárez fue suplente- hacía presagiar el desenlace final. Pero los azulgranas tenían el punto de mira desviado en el derbi. Primero, Messi se topó varias veces con la barrera en sendos lanzamientos de falta; luego, Paulinho disparó sin mucha fe directamente fuera; y, finalmente, Denis Suárez envió la más clara al limbo con un golpeo deficiente.
El gallego desaprovechó la oportunidad, como tampoco la aprovecharon Aleix Vidal o Rafinha, que entró con un cuarto de hora por delante y al menos se llevó la buena noticia de la reaparición. Si se jugaban una posible salida del Barça en enero, no demostraron lo suficiente para salvarse de la quema.
La lesión de Paulinho empujó a Valverde a cambiar el plan con mayor rapidez de la esperada. Introdujo a un errático Rakitic que estuvo a punto de regalar un gol al Espanyol y metió a Luis Suárez para proteger de una segunda amarilla a un Aleñá tan participativo y acelerado como desacertado.
Messi desaparece y el Barça también.
Con todo, el Barcelona seguía teniendo el mando. Y Sergi Roberto seguía causando estragos por su banda. Forzó la segunda amarilla de Aarón, pero se llevó la negativa de De Burgos Bengoetxea, que no miró para otro lado en el posterior penalti de Granero al propio jugador azulgrana. Messi lo lanzó bien y Diego López evitó el tanto con una estirada antológica, cambiando desde ese momento el signo del choque, pues el argentino desapareció.
La parada se celebró como un gol en Cornellà y fue la chispa que invitó a creer a los suyos en la machada. El Espanyol utilizó balas de fogueo en el final del choque y, cuando el partido ya agonizaba, tiró a matar. Marc Navarro superó a Digne por banda y puso un pase atrás que Melendo envió lejos del alcance de Cillessen. Era el primer tanto del canterano 'perico' y el tercero que le hacía el Espanyol al Barça desde que juega en Cornellà. Casi nada.
Sin tiempo para más, el Espanyol sacó pecho ante el Barcelona como no lo hacía desde tiempos de Pochettino o Tamudo y se dio el gustazo de soñar con las semifinales de Copa. Eso sí, los de Quique tendrán que mejorar sus últimas prestaciones en el Camp Nou si quieren pelear por el título copero. Una empresa mayor en un estadio en el que el Barcelona sí que sabe marcar la ley de los derbis. En Cornellà, sin embargo, se impuso la fe.