La bilis de los más críticos con Gerard Piqué tendrá que ser expulsada, si es que tiene que volver a ocurrir, más adelante. El central volvió a ser un ejemplo de compromiso para su entrenador, sus compañeros y, aunque muchos no quieran entenderlo, los seguidores de 'La Roja'.
Piqué se incorporó a la concentración de la Selección Española después de algo más de un mes sufriendo molestias en una rodilla. Podría haber aprovechado este parón para recuperarse o, como en el caso de Messi, descansar en el primero de los amistosos. No fue así.
Estos ejemplos no parecen contentar a aquellos que acuden a los campos con el único propósito de abuchear al central, que en principio dejará el combinado nacional después del Mundial de Rusia. Todo está por ver para un defensor de época que en los últimos días habló de sus recuerdos con la Selección Española como protagonista.
A las molestias en la rodilla hay que añadir un proceso febril con el que Piqué aterrizó en Alemania y que incluso le impidió entrenar hasta la última sesión previa al encuentro. Nada paró al central del Barcelona, líder desde el eje de la zaga junto al madridista Sergio Ramos.
Tiene tiempo todavía para cambiar la mentalidad de algunos, pero mucho debe variar el asunto para que Piqué, leyenda de 'la Roja' aunque a algunos no les guste, dé un paso al lado entre el reconocimiento unánime del aficionado español.