Partido plácido para los de Guardiola. Tan plácido, que a los dos minutos ya mandaban en el marcador. El Feyenoord no fue rival en ningún momento, y vio como cada vez que asomaba la cabeza, los ingleses se ponían serios y se plantaban en las inmediaciones del área de Jones.
El primer tanto llegó muy temprano, a los dos minutos de juego. Un córner forzado por Silva y botado en corto terminó con un remate de cabeza de Stones. Jones la tocó, Vilhena la trató de sacar, pero se le coló entra las piernas y entró.
Un gol ridículo, hasta feo, pero válido y, sobre todo, doloroso. Porque el Feyenoord, que esperaba hacer un papel digno, se encontró casi desde el primer minuto a remolque.
La cosa fue a peor cuando los 'jugones' del City descubrieron el solar que era la banda izquierda de los neerlandeses. Por ahí llegó casi todo el peligro en la primera parte, y por ahí llegó el segundo gol.
Internada por banda, triangulación y centro de Walker que Agüero, dentro del área, remata con potencia a puerta para batir a Jones. Y el 0-2 en 10 minutos.
Habiendo encarrilado tan pronto el partido, los de Guardiola se relajaron, y eso permitió que el Feyenoord se acercase un poco a los dominios de Ederson. Un poco, literalmente, porque apenas realizaron un disparo a puerta en todo el partido, y fue a las manos d eEderson.
Volvió a apretar entonces el City, como despertado de un microsueño. Y volvió a presionar, a jugar al toque, y a desarbolar con veinte pases a su rival.
Otro córner, y otro gol. Éste, igual de enmarañado, pero igual de válido. Otro remate de cabeza, éste de Otamendi, que la zaga holandesa despejó a la frontal. La recogió Agüero, se la acomodó y probó fortuna.
El balón volvió a salir repelido y le cayó a un Mendy que llegaba como una moto desde segunda línea. La rompió, pero Jones estuvo en el sitio adecuado, y la volvió a despejar.
Mala fortuna, ahí estaba Gabriel Jesús, quien, a placer, batió al meta rival. Un Brad Jones que estaba pidiendo un fuera de juego inexistente, como toda la zaga del Feyenoord.
Ahí acabó el partido, en el minuto 25. Fue un monólogo del City hasta el final. Como hemos dicho, con algún conato de rebeldía del Feyenoord, pero sin éxito.
Guardiola dio minutos a Sterling, Delph y Sané en la segunda parte, y ni sentando a Silva, motor del equipo, Agüero, un peligro en la frontal, y Fernandinho, músculo en la medular, el Feyenoord tuvo oportunidad.
Es más, recibió, de nuevo de córner, el cuarto gol. Igual que el primero, pero mejor rematado por Stones, y sin nadie que se lo ensuciara.
Al final, un 0-4 inapelable. Victoria merecida para el City, que demuestra que los millones invertidos funcionan en Europa, al menos ante la clase media de la Champions.