Algo pasa con este Barça que no es el de inicio de temporada. Los azulgranas volvieron a fallar por tercera vez en los últimos cinco partidos y ven cómo el Atlético de Madrid le pone una emoción a la Liga que nadie esperaba. Da la sensación de que, mientras los del 'Cholo' van para arriba, este Barcelona se viene abajo por el desgaste.
El choque ante Las Palmas aspiraba a ser un trámite para el Barcelona antes del importantísimo choque ante los rojiblancos, pero terminó siendo una auténtica batalla que, para colmo, acabó por dar más más importancia al próximo partido ante el Atlético.
El pistolero fue Mateu.
Ya lo avisó Mateu Lahoz cuando aún no se habían cumplido los primeros diez minutos de partido. El colegiado amonestó a Aguirregaray y avisó de lo que iba a ser un choque en el que Las Palmas se dejó la piel y el Barcelona estuvo irreconocible.
Con el árbitro en plan pistolero -sacó nueve tarjetas-, el Barça se sintió protegido en la primera mitad y ultrajado tras la reanudación. Tal vez su ligereza de manos fue la que le llevó a Mateu a compensar prácticamente desde el primer instante, acabando su esperpento con seis minutos de añadido que, eso sí, no sirvieron para absolutamente nada.
Empeñado en sentenciarlo rápido para descansar para el domingo, Messi fue una vez más el principal argumento ofensivo del Barcelona. Pero el argentino no podría traducir sus buenos minutos nada más que en el 0-1, anotado en una magistral falta en la que también hubo algo de polémica por una extraña ley de la ventaja de Mateu.
No hubo mucho más en el área de Chichizola en la primera parte, en tanto que, en la contraria, el equipo canario acumulaba llegadas con escasa profundidad y con muy poco peligro. Sí que hubo espacio para la polémica, pues de nuevo Mateu fue protagonista por obviar una mano de Iniesta y por perdonarle la roja a Chichizola en la última acción de la primera mitad por una mano fuera del área.
El Barça se quedó en el vestuario.
El paso por las duchas no pareció relajar a Mateu, que sería protagonista prácticamente nada más volver de los vestuarios por el penalti que cambió el destino del choque. En un córner que acabó con el balón estrellándose en el palo derecho de Ter Stegen, el árbitro acabó por señalar un extraño penalti por mano de Digne. El primero en casi dos años en contra del Barcelona.
Calleri no perdonó y el partido alcanzó una nueva dimensión, con Valverde jugándose el todo por el todo y Jémez, ironías de la vida, defendiendo con uñas y dientes el marcador. La dureza de Las Palmas aumentó y, esta vez sí, tuvo el beneplácito del colegiado, que incluso le perdonaría la roja a César Gálvez por una entrada criminal a Messi en la frontal.
El 'Txingurri' metió a Coutinho y Rakitic por Paulinho y Aleix Vidal y el Barcelona mejoró, aunque el brasileño fue de más a menos y acabó como todos sus compañeros, sumido en la más absoluta impotencia y muy lejos de su mejor fútbol.
Tampoco Dembélé, que entró a la desesperada, fue esta vez la solución y el partido se le fue escapando a un Barcelona que se pudo contentar con mantener el invicto, pero que se jugará una Liga que parecía tener ganada de antemano contra el Atlético de Simeone en el Camp Nou.
A Las Palmas, el punto no le permite salir del descenso, pero le da fuerza para lo que viene por delante. Quién diría que este equipo hundido iba a ser capaz de levantarse tras caer por 6-0 en Girona hace apenas un mes y medio...