Más que un partido de fútbol fue una actuación de funambulistas. Un liviano paseo sobre una cuerda extendida entre dos postes y sobre un inmenso vacío. Ninguno cayó, aunque quien más amagó con resbalar fue el Barça. Un sofoco para los azulgranas, sacudidos por Aspas.
Ambos equipos salieron con la camisa remangada y los nudillos bien apretados. Se citaron para pegarse, como dos nenes a la salida del colegio. No hubo ningún tipo de lirismo en Balaídos. Pimpampum, pimpampum. A la pelota le debió dar un mareo de tanto volar de un área a otra.
Para el espectador neutral fue un bonito espectáculo. Hubo goles, hubo carreras, decisiones arbitrales controvertidas, reivindicaciones individuales, futbolistas que necesitan mejorar. De Iago Aspas a Yerry Mina, pasando por Dembélé, Jonny o Paulinho. Cada uno tuvo su rol.
Si hubo un jefe en el campo, no obstante, fue Iago Aspas. El delantero de Moaña completó una actuación monstruosa, al alcance de 'cracks' mundiales. Estuvo en todas, tanto en la generación como en la finalización. Un futbolista total que, en la segunda parte, sometió al Barça.
Sometió al Barcelona por dos motivos: porque no supo darle pausa al juego (sin Messi, Rakitic, Busquets o Iniesta, no había jugadores dotados para ello) y porque Sergi Roberto, con casi 20 minutos por delante, decidió montarse a caballito en la espalda de un Aspas que se quedaba solo delante de Ter Stegen.
Hasta entonces, fue un duelo equilibrado, paradójicamente, en el desequilibrio. Sin ningún tipo de peso del centro del campo, Barcelona y Celta se entregaron a sus delanteros.
Golpes y más golpes
Paulinho y Denis tuvieron las primeras ocasiones, luego Ter Stegen evitó el tanto de Maxi; Paulinho estrelló un balón al palo y Brais obligó al guardameta alemán a hacer la parada de la noche minutos después de no lograr convertir una rosquita dentro del área. Y esto en un suspiro.
El primer directo al mentón fue obra de Dembélé. El francés remató con furia un balón que antes tocó Alcácer y previamente robó Coutinho. Respondió con grandeza el Celta: Jonny robó, Aspas corrió, Maxi amagó y nuevamente Jonny golpeó.
El Barça salió con buen tono tras el descanso y consiguió narcotizar al Celta. El tanto de Alcácer, que rozó ligeramente el balón rematado por Paulinho tras una buena jugada de Dembélé y Semedo, prometía alegrías a Valverde.
Gigante Aspas
Fue cuando emergió la gigantesca figura de Aspas. Que se pueda plantear su no presencia en el Mundial de Rusia entra dentro de la categoría de humor que no hace gracia. Primero casi marca el empate de tiro cruzado e instantes después provocó la expulsión de Sergi Roberto.
Casi 20 minutos por delante y la respuesta del Barça fue achicar agua como buenamente pudo. La entrada de Emre Mor añadió más fuego al ataque del Celta. Entre el indultado jugador turco y Aspas fabricaron el empate. Parece tocarle en la mano al delantero gallego, aunque por la cercanía de Ter Stegen cuando intenta despejar cabe pensar en su involuntariedad.
Por fuera y por dentro, los últimos minutos del partido consistieron en Aspas agarrando del cuello a un Barça que con sudor y sufrimiento consiguió mantener el empate. Boyé pudo desnivelar el resultado final, pero se enredó tras recibir un regalo del de Moaña. No se enreda normalmente de Aspas, quien casi abate a un Barça que vuelve a sumar una jornada más sin perder.