Si algo es el fútbol es impredecible. No es una cienca exacta. Dos más dos no siempre son cuatro. Y eso es lo que realmente lo convierte en un deporte mágico, abierto a sorpresas y a acontecimientos inespertados. Lo que la pasada temporada era blanco, hoy es azulgrana.
Y lo es gracias a la mano de Ernesto Valverde. El arquitecto del doblete. Lejos de los focos, el 'txingurri' ha encontrado la clave para devolver a lo más alto al Barcelona. Quizá no con un juego que haya rozado la excelencia, pero sí con las ideas muy claras.
Así, tras caer estrepitosamente en la Supercopa ante el Real Madrid, y sin Neymar ya en sus filas, Valverde se puso manos a la obra. Le otorgó su personalidad al juego del equipo y puso un cerco en su área. Con un sublime Ter Stegen bajo palos, los 'culés' se mostraron muy sólidos en la parcela defensa.
Arriba ya estaba Messi. Tampoco le hacía falta mucho más a los azulgranas, que veían como Dembélé se iba camino a la enfermería mientras que Luis Suárez atravesaba su peor racha como 'culé'. Pero 'La Pulga' se bastaba ella sola para tumbar a cada uno de los rivales.
Partido a partido, aunque parezca mentira no es exclusivo del 'Cholo' Simeone, fueron demostrando que este nuevo Barça funcionaba. Con 12 victorias en los primeros 13 partidos, los 'culés' mandaban con autoridad en la Liga.
Aunque el cénit de los de Valverde llegó poco antes del cambio de año. Tocaba visitar el Santiago Bernabéu, que después del baile de la Supercopa no se antojaba fácil. Pero los azulgrana superaron el examen con un 0-3 con el que dejaron noqueados a los blancos y con el que se metieron media Liga en el bolsillo.
Eso sí, el cambio de año no fue nada fácil. Tras superar al Celta en la Copa del Rey, el Espanyol le puso contra las cuerdas en una eliminatoria en la que la tensión sobrepasó ciertos límites. Tampoco se lo puso fácil el Valencia en semifinales.
Toda una cuesta de enero que se extendió hasta febrero y que le terminó pasando factura física a los azulgranas. Aún así, tenían media Liga en el bolsillo, billete a la final de Copa y una eliminatoria de Champions League con muchas cuentas pendientes ante el Chelsea. El sueño del triplete estaba más vivo que nunca.
Los londinenses presentaron algo más que batalla. Iniesta y Messi salvaron la debacle en Stamford Bridge, pero en la vuelta los 'culés' zanjaron el pase con más eficacia que juego. Pero esas dudas se convirtieron en Roma en la peor noche de Valverde desde que llegó a 'Can Barça'.
Los Messi y compañia demostraron en la final de Copa su capacidad para hacer borrón y cuenta nueva y endosarle una manita al Sevilla. Y apenas una semana más tarde cerrar el doblete, el octavo de su historia, en Riazor.
Así, desde aquella Supercopa de España a hoy han cambiado mucho las cosas. Casi todas ellas para bien. Y este próximo fin de semana se las verá de nuevo con un Real Madrid que, más allá del polémico pasillo, tendrá que rendir cuentas ante el campeón.