Y no porque no insistiera todo el Madrid en bloque. Alrededor de una treintena de veces disparó el conjunto blanco sobre la portería del Athletic, una decena con dirección portería. Se topó con Kepa, autor de un recital. Le sobran reflejos y empaque al arquero natural de Ondárroa. No en vano, hace no muchas semanas parecía destinado a ocupar la portería local del Santiago Bernabéu.
Hasta nueve paradas se le contabilizan a Kepa, quien sacó manos de todos los colores y tipos. Duro abajo, por arriba, tras salto felino... Si el partido llegó 0-1 al 87', se debió mayormente a Kepa. Los centrales también ayudaron a sostener el castillo del Athletic, pero fue Kepa quien se puso la capa.
Pero, lo que es el fútbol, fue el Athletic quien golpeó antes. Se presentó con intenciones y plan el Athletic de Bilbao, muy alejado de otras versiones grises. Ziganda confío en la actividad de Íñigo Córdoba, en el arte de la guerra que domina Raúl García y la velocidad de Iñaki Williams. El Madrid se vio soprendido.
Buena puesta en escena del Athletic
Asustó primero el Athletic por medio de San José y respondió el conjunto de Zidane con un cabezazo de Cristiano que pegó en el travesaño. Replicó con grandeza el Athletic, quien detectó un socavón entre Ramos y Varane. Asistió Córdoba, picó Iñaki Williams y marcó el primero el Athletic.
El Madrid se desató las cadenas. Zidane sacó un once muy titular pese a la cercanía del duelo con el Bayern (sólo Isco y Casemiro empezaron en el banquillo) y la escuadra merengue tocó arrebato. Desentendido de cualquier tipo de actitud defensiva, Williams tuvo campo para correr. Raúl García pidió un penalti por mano de Carvajal, aunque estaba muy cerca como para pensar en su voluntariedad. Para cuando llegó el descanso, Kepa ya era héroe.
Cristiano humanizó a Kepa
La segunda parte no tuvo otro guión que el de un Madrid volcado sobre el área del Athletic, pero antes necesitó de un par de avisos. Porque el equipo rojiblanco gozó de un par de grandes oportunidades para hacer el segundo. A Williams se le ataron los cordones en el 56' y Raúl García, en el 64', la reventó en el larguero.
Con Isco en el campo mejoró la circulación blanca y el Madrid construyó en el balcón del área del Athletic. Tuvo que ser Cristiano quien saltara el muro de Kepa. El delantero luso no jugó un encuentro brillante, pero suele estar donde hay que estar. Lanzó Modric y desvió Cristiano lo justo para que entrara la bola. Fue el único que consiguió humanizar a un Kepa sobrenatural, a la altura de los mejores.