No todos los días tiene uno que intentar remontar un 5-2 en casa. Tal vez por ello, Di Francesco olvidó todo esquema táctico lógico y se lanzó al ataque desde el primer minuto ante el Liverpool.
El técnico italiano pasó de la estrategia que le llevó a eliminar al Barcelona, con tres defensas y carrileros bastante profundos, a una aún más ofensiva, que juntó en el ataque a Dzeko, Schick y El Shaarawy y que no dejó de contar en las bandas con Florenzi y Kolarov.
Además, en el conjunto romano entró Pellegrini, un centrocampista que no es especialmente defensivo y siguieron contando para Di Francesco los insustituibles Nainggolan y De Rossi.
Enfrente, a Klopp no le tembló el pulso y no tiró de la manta hacia atrás antes del pitido inicial. Por ello, repitió la 'msf' en la delantera -Mané, Salah y Firmino- y formaron en el centro del campo tres hombres de peso y no especialmente defensivos como Henderson, Wijnaldum y Milner.
En total seis delanteros con objetivos diametralmente opuestos y que pusieron el picante en ataque a la semifinal de Champions más inesperada.