"A los 17 años mi vida cambió por completo. Fui al Mundial Sub 17 en julio y nadie me conocía. Cuando regresé no podía ni caminar. Unos días después debuté contra Osasuna y tres o cuatro días más tarde jugué en Champions League. Después España me convocó en febrero del 2008. Todo iba bien, pero hay un momento en que tu cuerpo te dice que pares", empezó relatando Bojan.
La ansiedad, su peor enemigo: "Afecta a todos de forma diferente. Lo mío fue un mareo, sensación de malestar constante... Así las 24 horas del día. En el partido contra Francia me empecé a marear, a entrar en pánico. Me tumbaron en la camilla de los fisios. Esa fue la primera vez, pero tuve episodios desagradables. Cuando llegó la Eurocopa decidí que no podía ir, tenía que aislarme".
Dijo 'no' a la Selección. "Hierro me dijo que me iban a llamar para la Eurocopa. Estaba en el coche dirección al entrenamiento. Contesté: "duele decir esto, pero no puedo". Puyol me dijo que estaría a mi lado todo el camino. 'Puyi, no puedo', dije. Estaba tomando medicamentos. Al día siguiente leí el titular 'España llama a Bojan y Bojan dice que no'. Eso me mató. Recuerdo estar en Murcia y la gente insultándome. Lo que me dolió fue que el titular supuestamente venía de la Federación. Me sentí muy solo", desveló.
Un herida que ha dejado huella por siempre en Bojan. "Estaba asustado. Enfermo. No sabía qué estaba haciendo. Sentía que tenía que escapar. 10 años después miro hacia atrás y la reacción no me sorprende. Aún tengo esa cicatriz", reconoció.
"Hubiera sido fácil seguir en el Barça y no jugar, pero me tenía que ir. Tal vez tuve que haber sido más paciente. La gente no valora lo que haces. Existe esta opinión: 'a ver si Bojan vuelve a su mejor nivel'. ¿Cuál es mi mejor nivel?. Cada temporada he alcanzado ese nivel, siempre he competido bien. Una cosa que la gente me ha dicho es que si hubiera sido más un hijo de pu**, un cabr**... y cuanto más arriba llegas más tienes que serlo. Pero yo digo que no puedo", dijo por último.