Y es que la fortuna nunca le sonrió al Chelsea en una eliminatoria que si bien se le fue por tres goles de diferencia, pudo haber sido suya por unos centímetros. Hasta cuatro veces se estrelló con el palo el cuadro londinense.
Si, dado el hipotético caso, el equipo inglés hubiera estado más fino de cara a puerta y esos de esos cuatro casi goles hubiera desaparecido el 'casi', este miércoles la historia habría sido muy distinta.
En el partido de ida, en el que pudo pasar cualquier cosa, Willian se estrelló dos veces con el palo de la meta de Ter Stegen. El marcador acabó 1-1, gracias al mismo Willian y a causa de un tanto de Messi. Por céntimetros se le escapó el 'hat trick' al brasileño.
En la vuelta fueron Marcos Alonso en la primera mitad, mediante un lanzamiento de falta, y Rudiger a instantes del pitido final con un fuerte cabezazo, los que dejaron al Chelsea a las puertas de un sueño. Esos cuatro palos, convertidos en goles, hubieran decantado la balanza a favor del Chelsea.
Pero no fue así. El Barça se tomó al revancha que esperaba desde la 11-12, Messi dirigió, quitándose una espina que tenía clavada desde aquella fecha y el Chelsea se fue a casa por tanto palo.