Cada vez que las camisetas 'bianconere' se dejan asomar por Florencia, rechinan dientes de los lugareños. Más de 35 años de odio amasado golpe a golpe. Y no deja de crecer. Esta vez son los 'viola' los que visitan Turín.
En los albores de los 80 la Fiorentina era un equipo al alza, atractivo y competitivo que soñaba con ganar el 'Scudetto'. Sin el tristemente fallecido Paolo Rossi de por medio debido a la sanción de tres años por amaños de partidos (el escándalo 'Totonero'), la Fiore soñaba con ganar.
Pronto la Juventus difuminó cualquier tipo de duda, pero la Fiorentina, de cara a la 81-82, se reforzó a conciencia y completó una plantilla de campanillas: Betoni, Vierchowod, Graziani, Massaro, Perci... Hasta Antognoni figuraba en esa nómina que hizo soñar a la Toscana.
Última jornada, Fiorentina y Juventus llegan empatados a puntos, 44. El primero juega contra Cagliari y el segundo contra Catanzaro. A los 'viola' les anulan un gol de Graziani. "Decepcionante. Juego sucio", ha declarado el ex futbolista en repetidas ocasiones. Por si fuera poco, la Juventus disfrutó de otro penalti a favor que convirtió Liam Brady. Otro 'Scudetto' que voló a Turín.
A la Juventus siempre le ha acompañado el mantra de ser un equipo campeón al tiempo que bien conectado con los hilos administrativos y arbitrales. La Fiorentina se siente agraviada desde entonces, pero la puñalada irrecuperable tuvo lugar en el año 90.
Ambos equipos se encuentran en la final de la UEFA y en el equipo florentino juega el entonces prometedor Roberto Baggio. Cuatro años de magia regaló al Artemio Franchi, pero no pudo hacer reinar a la Fiore. El título volvió a ser para la Juventus tras el 3-1 a favor.
Si la herida chorrea no es tanto por la derrota sino porque Baggio hizo las maletas... y se marchó a Turín. Ni el precio récord pagado entonces (siete millones de euros actuales) ni el tiempo pasado han detenido la hemorragia. "Cuando viene la Juventus se nota en el ambiente dos semanas antes", declaró hace un par de años Federico Chiesa. ¿Dónde juega ahora Chiesa...? Casi cuatro décadas de odio que podrían ser toda una eternidad.