Fiel a su historia, el Real Madrid suele portar el estandarte de la fe futbolística, del creer cuando está todo perdido, del aferrarse al clavo ardiendo cuando no hay lugar al que agarrarse, de encender el Bernabéu con sólo mentar a Juanito.
El club blanco ha protagonizado importantes remontadas a lo largo de su historia. Liga, Champions o Copa, no importaba el torneo... la idiosincrasia del club se encendía más que nunca ante ese tipo de adversidades. Como si necesitara de retos así para poder seguir sintiendo ese fuego que sólo aparece en momentos muy puntuales de la temporada.
Así es el Madrid, que suele cambiar la regularidad por la fugacidad de esos momentos únicos que le han convertido en el histórico rey de Europa. Ahora, ZIdane y los suyos tienen otro precioso reto por delante. De los mayores de su historia: remontarle 14 puntos al Barcelona en poco más de media vuelta.
El trabajo promete ser hercúleo, pero la recompensa sería, además de acercar un hipotético sextete, extender el dominio blanco en España con una segunda Liga consecutiva alcanzada gracias a la mayor remontada que se haya visto jamás.
La razón, y casi las matemáticas, dan por perdido el reto. Pero es el Madrid el club más indicado para intentarlo. Fiel amante de los imposibles, dispone ahora de una plantilla que se ha visto capaz de ganarlo todo y que también se ha visto con el estómago lleno esta temporada.
Ahora, este reto parece haberles reabierto el apetito en una Liga con claro color azulgrana. De fondo, la casi inimaginable posibilidad de conquistar una tercera Champions consecutiva. 2018 le propone al Madrid un año histórico, la guinda a una trilogía que quedará grabada con letras de oro en la memoria del fútbol y del madridismo.