Complicada papeleta tiene Valverde para armar una defensa de garantías en Mestalla. La sanción de Piqué y la lesión de Mascherano dejan a Valverde sin alternativas.
Es la hora de Vermaelen. Más por obligación que por gusto. Pero es su hora. La hora de jugar, de ser titular, de demostrar a su nuevo entrenador que es perfectamente capaz de suplir a los titulares si es necesario.
Si no, no se entiende que mientras sus compañeros se estuvieran preparando para el viaje de vuelta en los vestuarios, él se pasase unos minutos ejercitándose sobre el terreno de juego, ya vacío, en solitario.
No tuvo minutos ante la Juventus (quizá los hubiera tenido de haber ido ganando el Barcelona en la recta final del partido), y sabedor de que le tocará saltar al césped el domingo, aprovechó el momento que tuvo para ponerse un poco a tono.