Ernesto Valverde ha llegado a un Barcelona en obras y encima ha perdido a Neymar. La derrota ante el Real Madrid tampoco ayuda a iniciar la construcción de un proyecto con la exigencia constante de victorias.
La actuación del club en el mercado tampoco ayuda y Valverde se encuentra en el ojo del huracán, sin más armas que Messi y con un agujero tremendo en el banquillo.
El mismo lugar en el que se quedaron Semedo y sus 30 millones de euros y del que apenas pudo rescatar nada mientras veía a unos metros de distancia como entraban Cristiano, Asensio o Lucas Vázquez.
Queda una semana para que arranque la Liga y aún queda la visita del miércoles al Bernabéu. No tiene pinta que Paulinho vaya a tapar los agujeros de un equipo que se derrumba ante la falta de sustitutos de garantías.
Valverde tiene trabajo por delante, pero el contexto ha cambiado de una manera brutal. La presión del Camp Nou será tremenda y ese club exige unos resultados que pueden no coincidir con la necesidad de reestructurar el plantel que tiene deportivamente el equipo.
Por eso, el Barça tiene 15 días para dar un golpe al mercado y cerrar tres, cuatro fichajes de garantías que reactiven a un equipo en declive y sin síntomas de cambio.