"Fue un momento desesperante, ya que en el momento del seísmo estábamos en el piso 10 y yo estaba tomando mate con mis Agustín Marchesín y Guido Rodríguez", explicó el jugador.
"Hace poco sufrimos otro seísmo y nos dieron algunas indicaciones de cómo actuar. Cuando sucedieron los primeros movimientos, fuimos hacia un lugar seguro del hotel y no nos pasó nada, pero vimos como se rompían los vidrios y se rajaban las paredes", agregó.
Romero, una de las estrellas del conjunto mexicano, aseguró que fue una sensación muy fea. "Cuando los movimientos de la tierra comenzaron a mermar, bajamos a la calle y estuvimos dos horas fuera. Mucha gente murió", concluyó.
El estadio Azteca también sufrió una brecha en una de las gradas. El América-Cruz Azul iba a jugarse el martes en este escenario, pero obviamente el partido fue aplazado.