El mercado estival de 2017 es el más austero en China desde el de 2014, mucho antes de que el fútbol del gigante asiático pegara el pelotazo que ha pegado.
En enero de 2015 comenzaron los grandes desembolsos. Si el verano anterior se gastaron sólo 27,2 millones de euros en fichajes, el siguiente invierno la cifra aumentó hasta los 120.
Fue la primera vez que se alcanzaban las tres cifras de gasto en China. De hecho, estuvo cerca de duplicar el gasto en el anterior mercado invernal, el de enero de 2014, en el que se gastaron 72 millones de euros.
Invierno siempre ha sido el 'mercado bueno' de China, pero las cifras en verano crecían año tras año también. En el verano de 2015 se gastó casi tanto como en el invierno de 2014, y con la llegada del año 2016 la cosa se fue de madre.
En invierno de 2016 se alcanzaron los 346 millones de euros en compras. Una auténtica salvajada que a punto estuvo de triplicar el récord. Fue la época de grandes fichajes como Jackson, un fracaso rojiblanco al que el Atleti logró sacar rendimiento económico de forma inesperada. Y uno de los grandes chascos de China, claro.
El verano de 2016 duplicó el gasto del año anterior, y se hubiera superado el techo de gasto absoluto si no se tuviera en cuenta el invierno anterior, claro.
La locura tocó techo este mes de enero. 403 millones. La cifra final. Porque la Federación China, temiendo que los clubes inundaran la Liga de extranjeros, comenzó a poner trabas.
Empezó tiempo atrás vetando a los extranjeros, nacionalizados inclusive, de la posición de portero. Y tras el mercado invernal de 2017 gravó severamente las contrataciones de futbolistas no chinos.
Como resultado, este verano China sólo ha movido 28 millones de euros en fichajes. Pero hay algo más detrás. Los clubes tienen el dinero, pero sus ofertas están dejando de tentar a las estrellas.
Por ejemplo, Podolski denunció las tácticas mafiosas empleadas por el fútbol chino para cerrar los fichajes. Demasiada gente implicada, demasiados agentes. Actores externos que nadie sabe muy bien qué pintan en el trato.
No es oro todo lo que reluce, y quizá estemos ante el 'crack' de un modelo de negocio hiperinflacionista, una alerta temprana de lo que va camino de ocurrir en Europa. Un auge y caída exprés de quienes quisieron ser campeones de los cien metros lisos sin ni siquiera saber gatear.
También es probable que la Federación haya actuado a tiempo, parando con sus restricciones económicas esta locura. Porque la Federación China mira por el futuro deportivo del país, no por el éxito económico de sus clubes.
La misión de la Federación China es la de crear una selección capaz de pelear por un mundial de aquí a quince años. Ya tiene a las superestrellas en casa para que los niños quieran ser como ellas. Ahora debe convertirlos en ellas.
Y eso, en un mercado repleto de futbolistas europeos y sudamericanos con más talento en un taco que el resto del equipo junto era imposible.