El Everton sigue sin levantar cabeza y estuvo a punto de perder en el campo de uno de los recién ascendidos. El Brighton puso contra las cuerdas al equipo de Koeman, que sólo pudo empatar con un penalti en el descuento.
Los 'toffees' siempre fueron a rebufo, hasta que a pocos minutos del final se encontraron con el mazazo del gol de Knockaert. El tanto pareció decidir el encuentro en favor de los locales, mandando a Koeman a las colas del paro.
Pero los visitantos tuvieron un arrebato de orgullo con el que consiguieron provocar un penalti en el último minuto. Rooney asumió la responsabilidad y no perdonó, salvando un punto y la cabeza de su entrenador, al menos durante una semana más.