Decía el ciclista Pedro Delgado al compararse con Toni Rominger que el suizo estaba mucho más fresco que él porque había recorrido muchos menos kilómetros en su carrera. Y no le faltaba razón. El centroeuropeo debutó tarde en esto de las dos ruedas, cuando 'Perico' ya llevaba varias grandes vueltas en sus piernas, y así fue normal que en la parte final de sus carreras no hubiera color entre ambos.
Al Barcelona, ante el Real Madrid, le ha terminado por pasar lo mismo. ¿Qué queda de aquel equipo que dominaba con puño de hierro a los blancos hace 5 años? El esqueleto del equipo y Messi. Mientras Busquets, Piqué e Iniesta han acumulado partido tras partido sin saltarse un minuto, en el Real Madrid se ha pasado de los Diarra, Coentrao, Arbeloa, Xabi Alonso, Özil o Kaká a los Carvajal, Asensio, Isco, Kroos o Modric.
Una subida de calidad que no se ha visto reflejada en el Barcelona en posiciones en las que sí tenía que renovar el equipo. Busquets sigue jugándolo todo, pero ya no tiene 24 años, sino 29. Hace tiempo que dejó de ser el mejor mediocentro del mundo y el Barcelona no lo ha sabido ver. No es que el canterano deba de dejar el equipo, pero su participación sí que tendría que empezar a ser algo más limitada, pues el físico ya no le responde como hace años y va ya camino de los 30.
Junto a él, un Iniesta al que le viene de perlas la comparación entre Delgado y Rominger. Ha corrido, pasado, goleado y asistido mucho más en su carrera que Luka Modric y, pese a que sólo es un año mayor que el croata, se nota. Si le pones encima a un Kovacic que es una década más joven, pues el resultado es que el manchego termina dejando el campo por la puerta de atrás y sin apenas incidencia en el juego. Da la sensación de que en el Barcelona no han sabido ver su transición en la plantilla como sí que supieron ver con Xavi en su día. Y, de eso, Iniesta no tiene ninguna culpa.
Por último, Piqué ya no tiene la velocidad de antaño. En pleno ciclo ganador del Barcelona, Cristiano no le ganaba ni una carrera. En una acción como el 1-2, el central hubiera estado mucho más rápido y hubiera dejado mucho menos espacio al luso para que se sacara de la chistera ese golpeo magistral. Sin cuajar un mal partido, Piqué no fue el salvador de otras ocasiones, pero da la sensación de estar mucho más quemado que Sergio Ramos, pese a que, como en el caso Iniesta-Modric, apenas se llevan un año.
A todo esto, que no es poco, el Barcelona le ha unido una política de fichajes nefasta, que ha acabado por reemplazar a Dani Alves por Aleix Vidal, a Cesc por Rakitic y a Neymar o Alexis Sánchez por Deulofeu. Y ya no están ni Pedro, ni Thiago en el banquillo, ni Abidal en defensa, en este caso bien sustituido por Jordi Alba.
Simples decisiones, de unos y otros, que han terminado por dar la vuelta a la tortilla en una rivalidad que encontró su pulto culminante con Mourinho y Guardiola y que hoy viven con un perfil totalmente diferente Valverde y Zidane. Pero en el campo y en la grada, donde las emociones se viven a flor de piel, un 'Clásico' es un 'Clásico'.