Hace un lustro, Manuel Pellegrini andaba en pleno pulso con la directiva del Málaga para que le trajeran buenos delanteros para afrontar la Champions. Como medida de presión, le dio por hacer debutar en la primera jornada a un chaval de 16 años y 98 días llamado Fabrice Olinga. El chico, para sorpresa hasta del propio técnico chileno, marcó para convertirse en Balaídos en el goleador más precoz de la historia de la Liga. Dos meses después, misma historia con la Selección: estreno y gol. Y fue lo peor que le pudo pasar.
Parece que ha pasado toda una vida, pero el chaval sigue siendo un niño, ahora de 21. Esa sensación responde al juguete roto en que se convirtió entonces. El 'Ingeniero' volvió a recurrir a él en más ocasiones, pero por accidente. La fama se le vino encima, el mundo del fútbol quiso ver en él al nuevo Eto'o cuando en realidad se trataba solo de un crío que ni siquiera gozaba del mejor cartel entre los canteranos con más proyección del Atlético Malagueño. No digirió bien la vuelta a la realidad en campos de tierra y comenzó a perderse.
Hasta que en 2004 el Málaga lo traspasó al Zulte Waregem belga, aunque en una rocambolesca operación (que ni él mismo comprendió bien) para la que usó al Apollon Limassol chipriota como puente. Bélgica se ha afianzado al fin como hogar del delantero camerunés. El Mouscron lo acogió en la campaña 15-16 y ahí ha encontrado su hueco. Tenía contrato hasta 2019 y el jueves su club se lo amplió dos años más, lo cual permitirá a Fabrice sentir al fin lo que significa tener continuidad.
Le quedan años de fútbol por delante. Aunque hay una asignatura pendiente que le va a costar bastante superar. Porque el anotador más precoz de la Liga Española no volvió a meter ninguno más en encuentro oficial hasta el pasado 30 de septiembre, casi cinco años después.
Fabrice Olinga a prolongé son contrat jusqu'en juin 2021. #ExcelMouscron @ExcelMouscron pic.twitter.com/WcLvIahkeY
— Royal Excel Mouscron (@ExcelMouscron) 18 de enero de 2018